RIO GRANDE, 11 DE SEPTIEMBRE 2025.- La obra que fue presentada como una solución definitiva contra el avance del mar se convirtió en un problema constante para el Municipio y un símbolo del dinero público mal invertido.
A poco más de dos años de su inauguración, el Muro Costanero de Río Grande pasó de ser la “postal soñada” que se mostró con bombos y platillos a transformarse en un dolor de cabeza para el Municipio y los vecinos.
Durante las últimas noches, personal de Defensa Civil y cuadrillas municipales trabajaron hasta altas horas intentando controlar la situación en las orillas, mientras se pide a la población extremar precauciones al acercarse a la zona.
La obra había sido presentada como una “solución definitiva” para frenar el avance del mar y embellecer la costa. Sin embargo, la realidad es otra: millones de pesos invertidos y cobrados a los riograndenses no fueron suficientes para garantizar ni seguridad ni durabilidad.
Vecinos consultados coincidieron en la misma paradoja: “Se hizo una inauguración para la foto, y hoy vemos a la Municipalidad corriendo detrás de los problemas”.
El Muro Costanero, que debía ser un símbolo de modernidad y desarrollo, terminó convertido en una pesadilla administrativa y un recordatorio del dinero malgastado. Desde nuestro medio ya en 2023 advertíamos sobre las falencias estructurales y los riesgos de una construcción que parecía priorizar lo electoral por sobre lo técnico.
La situación adquiere además un matiz político: mientras Gastón Díaz, candidato a senador, anuncia que va a “frenar las políticas de Milei”, en su propia gestión no ha podido contener el avance del mar ni garantizar la seguridad del muro costero. Una contradicción que no pasa desapercibida entre los vecinos.
Hoy, a dos años de su inauguración, la obra estrella de la gestión municipal quedó en evidencia como lo que muchos señalaron desde el inicio: una promesa incumplida, un gasto millonario sin soluciones y una postal más del desencanto