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Gastón Díaz promete lo que no puede cumplir: el discurso vacío de un candidato desesperado

RIO GRANDE, LUNES 25 DE AGOSTO 2025.-

El candidato a senador Gastón Díaz volvió a la escena con declaraciones grandilocuentes: promete “eliminar la fecha de vencimiento que Milei le impuso a la industria fueguina”. Lo dice como si tuviera en sus manos la varita mágica para detener un decreto presidencial. Pero detrás de ese discurso épico hay algo que no se puede ocultar: Díaz fue parte de los gobiernos que más daño le hicieron a los trabajadores fueguinos.

Porque conviene recordar: en 2016, cuando Tierra del Fuego estallaba en las calles contra el brutal paquete de ajuste de Rosana Bertone, Gastón Díaz no estaba del lado del pueblo, sino del lado del poder. Fue uno de los funcionarios que respaldó la reforma jubilatoria y salarial, que congeló los haberes, recortó derechos y desató una de las crisis sociales más graves de la provincia.

Mientras cientos de familias acampaban durante meses frente a la Casa de Gobierno, mientras los estatales resistían gases, palos y causas judiciales, Díaz ocupaba un cargo en ese mismo gobierno que reprimía y recortaba. Fue parte del aparato que intentó disciplinar a los trabajadores, no de quienes los defendieron.

Hoy, el mismo Díaz intenta mostrarse como adalid de la industria, hablando de fábricas cerradas y de empleos perdidos. Pero la debacle no empezó con Milei: mucho antes, en tiempos de Bertone y Macri, 14 fábricas cerraron, cientos de puestos se perdieron y la “defensa de la 19640” era apenas un discurso vacío que Díaz avalaba con su silencio cómplice.

Cuando recuerda el FAMP, parece recién enterarse de su existencia. Pero jamás alzó la voz contra la subejecución de esos fondos, ni planteó una diversificación seria de la matriz productiva. Su repentino interés es electoral, no genuino.

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Y lo más grave: ahora pretende colgarse de Malvinas y de la soberanía, como si esas palabras alcanzaran para tapar su historia. Habla de dignidad, de soberanía, de poblar y producir, pero la realidad es que cuando tuvo poder real, no defendió ni a los trabajadores ni a la industria. Hoy, desde la comodidad de candidato, juega a ser héroe.

La gente de Tierra del Fuego no olvida. Sabe quién estuvo en las calles defendiendo el trabajo y quién, como Díaz, fue parte de los gobiernos que les dieron la espalda. Puede escribir todos los proyectos que quiera, pero lo cierto es que su trayectoria lo condena: fue parte del ajuste más feroz contra los fueguinos y hoy pretende reciclarse como salvador.

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