Política, VIERNES 22 DE AGOSTO 2025.- Con 151 votos afirmativos, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto que propone modificar el horario oficial en todo el país, pasando del actual UTC -3 al UTC -4. La iniciativa, impulsada por el ex vicepresidente y diputado Julio Cobos, ahora deberá ser tratada en el Senado.
¿De qué se trata?
El argumento central es que Argentina debería alinearse con su posición geográfica real, ya que gran parte del territorio corresponde al huso horario UTC -4. El actual horario (UTC -3) fue instaurado en 1969 y genera, según los impulsores del cambio, un “desfasaje” con la luz solar.
Si se aprueba definitivamente, el nuevo horario permitiría:
- Aprovechar más horas de sol en invierno.
- Reducir el consumo eléctrico y de gas en los picos de demanda.
- Coordinarse mejor con países vecinos como Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y Venezuela.
Una decisión que divide
El tema generó una fuerte discusión en la sociedad. Los defensores del cambio aseguran que ayudará a ahorrar energía y a tener jornadas más equilibradas con el sol. Pero también hay quienes advierten que el verdadero problema de fondo no es el huso horario, sino la crisis energética, los tarifazos y la falta de planificación de un Estado que nunca garantiza servicios básicos.
Porque, seamos claros: de nada sirve cambiar la hora si seguimos teniendo cortes de luz en verano, hospitales sin calefacción en invierno y familias que no pueden pagar la boleta de gas o electricidad. El debate sobre el huso horario puede ser legítimo, pero también funciona como una cortina de humo en un país donde los problemas estructurales son mucho más urgentes.
Hoy el reloj de los argentinos no marca solo la hora: marca la paciencia de una sociedad cansada de ajustes, parches y decisiones improvisadas.
¿Qué opinás del cambio de horario en Argentina?
Estoy a favor: puede ayudar a ahorrar energía y aprovechar más el sol.
Estoy en contra: es un parche, el problema real es la crisis energética.
Me da lo mismo: lo que importa son los problemas de fondo que siguen sin resolverse.
